«Esta Pandemia siglo XXI, mostrará lo mejor y lo peor de la raza humana. Los miserables quedaran expuestos ante el dolor y la muerte de las víctimas de este virus…»
INACO.
“Si la vacunación contra la COVID-19 no avanza en los países pobres, frenar las variantes será más difícil en el mundo. Mientras las regiones con más recursos compran vacunas, otras podrían convertirse en caldo de cultivo de mutaciones que podrían hacer que las vacunas en general fueran menos eficaces”.
https://www.nytimes.com/es/2021/02/02/espanol/variante-sudafrica-coronavirus.html
Desde hace mas de un año la humanidad viene luchando y soportando una pandemia tan generalizada como jamás se vio. Porque con la aparición del Covid-19 (en noviembre de 2019), el planeta experimentó cambios sin retorno y jamás volverá a ser el mismo.
La medicina tuvo y tiene un cambio de paradigmas que nos ha obligado a replantearnos hasta los mismos pilares de la ciencia. Nada es igual, nadie es ajeno a una exposición a este virus de características únicas y aún en buena parte, desconocidas.
No existe ningún plan terapéutico de comprobada eficacia y solo la medicina asiste casi por acto reflejo a experiencias aisladas sin estudios acabados. Mas aún, desde que la ciencia superó al mito y desde que el método científico puso en orden el desarrollo del conocimiento científico, no hay precedentes de terapéuticas experimentales sin estudios serios, publicados y aprobados por la comunidad científica de tal magnitud.
Hoy todo en el tema COVID-19 es experimental, todos son intentos sin bases sólidas. Las revistas científicas son menos valoradas que los comentarios de conventillo. La prensa amarillista hizo un deleite de apologías de métodos de tratamiento sin ningún tipo de fundamento. Con escaso pudor dijeron y se desdijeron de distintas opciones cuasi-terapéuticas.
Hoy, en este comienzo del 2021, no solo contemplamos este panorama de tintes apocalípticos sino que vemos perplejos el desvío vicioso del eje fundamental de la medicina o sea preservar el estado de salud de las personas.
Tal vez el tema mas candente es hoy conseguir una vacuna apropiada que doblegue este flagelo de característica mundial y nos devuelva la paz que tanto anhelamos. La humanidad quiere volver a la vida normal o lo que entendíamos por una vida tranquila y rutinaria.
El estudio de vacunas postergó el encontrar terapéuticas adecuadas y probadas que curen la enfermedad. En este sentido se aprecia cada vez menos trabajos que apunten a este logro.
La investigación de las vacunas se vienen desarrollando a contra reloj y sin descanso. Mas de 200 vacunas son ensayadas con distinta suerte y adelanto. De todas ellas solo 12 vacunas se encuentran en fase 3, ninguna ha superado esta etapa y ninguna lo hará en el corto plazo teniendo en cuenta que esta fase necesita al menos 3 o 4 años para su evaluación.
No obstante, una vez mas se saltan los cánones científicos previos y se autoriza (ante la gravedad de la pandemia y la falta de tratamiento cierto y comprobado), a utilizar estas vacunas experimentales en seres humanos.
Pero nuevamente, contemplamos impávidos como la política de la mas baja estofa y la economía inmoral, cobran fuerza y vigor a la hora de repartir las primeras vacunas a los distintos países.
En mi opinión, una vacuna debe ser evaluada por su seguridad y por su eficacia. La comunidad científica debe ser ajena a la política de los diferentes gobiernos. Porque los científicos debemos tener en claro que una cosa son las políticas de salud y otra muy distinta es que la política manipule la ciencia a su antojo y conveniencia.
Los mismos laboratorios con los gobiernos (que de hecho comparten intereses), se difaman unos a otros con la finalidad de ganar mas mercado. Pero muy pocos ven con mirada altruista la ayuda solidaria del sufriente.
Fue así que se firmaron acuerdos entre laboratorios y gobiernos de distintos países para que todo fuera organizado y al menor tiempo posible, y la miseria humana los consumió nuevamente mostrando su cara mas corrupta y prostituida de su esencia.
Los países ricos y las potencias mayores, acumulan Stock de vacunas en estos días que multiplican largamente sus necesidades. Los países Europeos esperan en primera fila que los gigantes barrigones sacien su hambre en el mercado para poder nutrirse de las dosis necesarias para sus pueblos.
En tanto los países sudamericanos y los mas pobres del planeta deberán esperar mas tiempo a que todos los países «desarrollados» satisfagan sus necesidades y así a cuenta gotas irán recibiendo sus vacunas.

LA OMS mira impotente y es incapaz de dar una respuesta a las necesidades de los de las naciones mas desposeídas, no le sirven a estos pueblos los discursos bonitos y tampoco a la OMS la obsecuente adulación de los mas poderosos. Triste realidad de una humanidad que ha perdido el rumbo en la desesperación de una enfermedad que demostró que todos somos vulnerables.
En el presente año los países empobrecidos recibirán pocas vacunas. Se cree que durante el 2021 solo el 10% de los habitantes se vacunará contra el Covid-19 en las naciones mas postergadas.
Esto me obliga a recordarle a los poderosos que esta pandemia solo será superada cuando el 85% o mas de la población mundial esté inmunizada. En tanto y en cuanto no se olviden los soberbios e insaciables del siglo XXI que de este planeta no se baja nadie y tenemos que seguir viviendo todos juntos.
También es justo reconocer que si no se procura vacunar a todos los países, especialmente a los mas pobres, frenar las variantes virales que van apareciendo será muy difícil en todo el planeta.
El 2021 será un año mas de pandemia, barbijos y medidas de distanciamiento social, será un año de dura aspereza para la economía del mundo. Los mas perjudicados por supuesto son los países mas vulnerables.
Que triste es la ambición en el hombre. Queda su miserable humanidad sometida a la mas supina ignorancia y lo hace disfrazar de una rancia hipocresía tratando de justificar sus viles procederes.
Es mi palabra
INACO
