EL DIVINO SER (El Hombre parte II)

El Hombre Total
El Hombre Total

Al contemplar la Hombre, uno no puede menos que admirar la perfección de lo sensible, la maravilla de la evolución y de la adaptación. El hombre es un “Diplosoma” es decir, una completa unidad biológica representada en ese hombre y mujer que precisan uno del otro para perpetuar la especie mediante la unión Psico-afectivo-sexual. Esta conjunción es indispensable para trascender en lo biológico, hombre y mujer, seres individuales y al mismo tiempo unidad biológica única de trascendencia somática.

Pero el hombre individual, es un ser único, independiente en su propia vida y subsistencia. Posee un conocimiento de su ser y existir dado por su conciencia del mundo de lo sensible y de las emociones. El ser humano es consiente y dueño de su yo, tiene la capacidad de razonar y ubicarse en tiempo y espacio. Sabe comunicarse con sus semejantes y se interrelaciona constantemente con ellos y con su ecosistema.

El conocimiento de su yo personal lo hace un ser único e indivisible. La razón le hace distinguir lo bueno de lo malo, le hace diferenciar una emoción triste, de una melancólica y de una alegre, etc…

La Razón le hace superar el instinto que como animal de la naturaleza posee “per se”, le limita las malas pasiones y lo hace conocedor y soberano de lo bueno, lo sabio, lo bello. Esto formará parte de su código personal de ética y colaborará en la constitución de las reglas morales que rigen su sociedad.

Soma-Socio-Psiquis y alma, es la tétrada que corona y complementa ese complejo llamado hombre. Ya Platón hablaba de esa parte del hombre que formaba parte del mundo de las ideas, ese yo inexplicable que le da trascendencia eterna al hombre caduco. Ya dedicaremos unas líneas al alma del hombre.

Por todo lo antes expuesto el hombre resulta ser un equilibrio dinámico y estable de materia (cuerpo), mente, vida social e interrelaciones y espiritualidad. Un complejo Ser, un único Ser, un Divino Ser.

EMRYS                 

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