La Consciencia del Hombre… ¿es eterna?

La primera duda que se plantea es, ¿la consciencia es lo mismo que el conocimiento del Ser?, dicho de otra manera, ¿la conciencia de que manera se relaciona con el saber del existir?

Esta pregunta tiene muchas aristas y crea un sin fin de hipótesis que ontológicamente son apasionanes pero epistemológicamente resultan irresolutas.

La conciencia, podríamos decir, que de poder definirla diríamos que hace al conocimiento moral de lo que está bien y lo que está mal, estando esto más ligado a lo social y a lo individual por medio de la ética del individuo.

Diríamos que la conciencia tiene un componente vivencial y de experiencias personales y colectivas que encausaron en el individuo el sentido de su paso por la vida y que cataliza para si, lo experimentado y lo vivido el consonancia con los valores culturales y sociales heredados de su medio.

Por lo antes dicho, la consciencia sería el conocimiento del ser, de su propio existir, de su estado, de sus actos y de su entorno. O sea es darme cuenta de que soy, quien soy, hoy y ahora. Conciencia será conocimiento del existir, en su contexto y en su tiempo.

El  ¿Qué soy?, lo percibo desde todos los sentidos, porque el hombre puede verse a sí mismo, percibirse con los ojos cerrados y tomar conciencia de cada sector de su cuerpo individualmente y en su conjunto.

El ¿Quién soy?, sería mas bien, el conocimiento de su ser y su realidad histórica, con sus experiencias positivas y negativas. En ese conocimiento responsable y personal, sincero y sin filtros, no bastan los sentidos corporales, vale la razón y el análisis crítico de la existencia. Es contemplarnos desnudos ante nosotros mismos.

Este que soy y piensa… ¿es eterno?, o sea ¿trasciende la consciencia lo biológico o es inherente a lo biológico?, Si Descartes aportaba con Justa razón, «Pienso, luego existo», luego del pensar y existir… «¿Trasciendo?»

Diríamos entonces, «Primero pienso, luego existo y finalmente trasciendo». Que frase mas maravillosa aunque poco comprobable desde lo metódico y desde lo humano.

El hombre cuando piensa, se reconoce y reconoce su entorno, razona sobre las variables a las que está sometido y valora lo que debe continuar haciendo. El hombre que piensa se siente vivo, pero al morir, su pensar, su conocimiento de si… Muere?

¿Cuándo el ser humano muere, muere el estado de  consciencia?, ¿Cómo es la consciencia después de la muerte?, ¿Qué sucede después de la vida?, ¿Cómo continúa el ser después que cesa lo biológico?

Tal vez el camino adecuado para encontrar algunas respuestas sea el preguntarnos, antes de nuestro nacimiento, ¿existía nuestra conciencia?, ¿Dónde estaba la consciencia que poseemos antes de que nos habitara en lo biológico?, ¿Cómo fue ese “despertar” de la consciencia?

¿Será quizás nuestra consciencia como la materia que es indestructible y que solo se transformará, sin ganarse ni perderse?

La consciencia debe ser, tal vez, como esas escaleras de caracol, que en la medida que la vamos expandiendo y alimentando vamos ascendiendo a niveles superiores. En cada plano superior la consciencia se va perfeccionando y en su ascenso se sublima elevándose hacia la luz que no tiene fin, la verdad única y universal. El hombre tal vez se “religa” con la creación y su fuente creadora, por medio de su ascenso en planos de consciencia y su purificación del alma y la ética de su proceder.

Si todo es mente, este razonamiento es probable y lógico. En todo caso la filosofía consta de más preguntas que respuestas.

Inaco

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