
A 37 años de la gesta de Malvinas, voy a recordar aquel 02 de abril de 1982, aquel día me desperté con la noticia del desembarco en las Islas, sentimientos de sorpresa, admiración y alegría invadieron las calles de mi pueblo y la sensación de unidad patriótica se respiraba en el ambiente.
La batalla se perdió, pero la gesta jamás, porque continúa la lucha y el reclamo en el corazón de cada argentino que sabe y siente que las Islas Malvinas fueron, son y serán argentinas.
Lejos de terminar ese conflicto, es cada día mas vigente en cada argentino que en su genética trae a las Islas Malvinas como parte de su ADN.
Malvinas vibra con fuerza propia en el alma de la soberanía nacional y nos recuerda que el pirata inglés, el invasor y corsario británico jamás podrá retener eternamente nuestras queridas Islas Malvinas porque son geográficamente americanas, históricamente americanas y políticamente Argentinas.
Jamás se podrá aplicar el principio del derecho de “pueblo originario” para sus habitantes porque son habitantes descendientes de los mismos invasores y cuyas raíces son todas británicas y ellos mismos son británicos, no son pueblo originario, son piratas invasores hijos de piratas corsarios invasores.
Todo se puede negociar, todo se debe negociar, menos el derecho soberano sobre esas tierras. Vamos seguir reclamando en cuanto foro mundial sea necesario y seguiremos desarrollándonos como país, hasta conseguir reanexar nuestras Islas Malvinas al territorio Nacional Argentino. Jamás debieron salir las Islas de nuestro seno y solo el arrebato inglés (injusto y por la fuerza), consiguió hacerlo.
Nuestra política exterior debe ser implacable e impecable, tenemos todos los argumentos para reclamar lo que por derecho, por geografía, por historia, y por cuanto medio se recurra, es argentino.
Las Islas Malvinas Fueron, Son y Serán Argentinas. El amor a nuestra patria y por supuesto a nuestras Islas Malvinas, Giorgias y Sandwichs del Sur, corre caliente por las venas de cada Argentino bien parido.
Rendirse nunca…, ceder u olvidar jamás.
INACO
